tag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post3815225750588095375..comments2024-03-22T13:24:43.759+01:00Comments on CERCA DEL LETEO: MEDICINA. Alzheimer. El olvido casi total.Javier Peteiro Cartellehttp://www.blogger.com/profile/17813776051750733758noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post-23439502671433733852016-09-26T10:46:53.432+02:002016-09-26T10:46:53.432+02:00Muchas gracias, Marisa.
Sí. La interacción de lo b...Muchas gracias, Marisa.<br />Sí. La interacción de lo biológico y lo biográfico se muestra de un modo misterioso en la memoria, en la que, como dices, permanece lo que, por alguna razón no siempre conocida, es realmente importante para nosotros. Vamos soltando lastre quedándonos con lo que quizá sólo al final descubrimos como lo más propio. <br />Te agradezco mucho tu atención a este blog y que me honres incluyendo mi libro en esa lista de tus próximas lecturas.<br />Un abrazo, <br />JavierJavier Peteiro Cartellehttps://www.blogger.com/profile/17813776051750733758noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post-89382392371570409652016-09-25T20:57:03.951+02:002016-09-25T20:57:03.951+02:00Leí este verano Demasiado rojo, me gustaron todos ...Leí este verano Demasiado rojo, me gustaron todos los relatos, que además del estilo del autor, tienen en común que acaban sin finalizar, o finalizan sin acabar (algo que parece lo mismo pero no es igual); pero el que más me emocionó tiene que ver con esas imágenes que se quedan en un lugar profundo de la memoria y que a veces vuelven de forma tan intensa que se puede comprender por qué seguirán ahí cuando todo lo demás se deteriore. Esos instantes en que la vida coincide en ese punto en el que nos encontramos, como ocurre especialmente en la infancia, cuando el mundo es ignorado en ese universo concreto de los lugares que habitamos. También le leí a unos niños el que se titula Los nombres del padre, que muestra, con mucha sensibilidad, lo que puede representar, para los más soñadores, cierta forma extendida de aprendizaje.<br />En mi lista de próximas lecturas hay otras que descubrí a partir de leer tu blog, incluido El autoritarismo científico.<br />Un abrazo,<br />Marisa<br />marisahttps://www.blogger.com/profile/13046866346682032919noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post-23873061582909671542016-09-22T13:55:21.047+02:002016-09-22T13:55:21.047+02:00Querido Gustavo, que un escritor de tu talla halag...Querido Gustavo, que un escritor de tu talla halague mi prosa me honra en sumo grado y muestra tu gran generosidad.<br />Con respecto a tu comentario, sólo puedo agradecer una vez más la lucidez que nos regalas a todos los que tenemos la oportunidad de leerte y recomendar vivamente a quien aquí se acerque que se dirija a tus trabajos literarios y analíticos. Me permito recomendar, como mero ejemplo entre tantos buenos, para quien no te conozca, tu ensayo en colaboración con Bauman, “El retorno del péndulo”.<br />Y me limito a subrayar la feliz coexistencia de esa nota de “humor negro” que apuntas con toda la claridad impresionante con que muestras la distopía con la que muchos sueñan o, más bien, deliran. <br />Un abrazo, <br />Javier<br />Javier Peteiro Cartellehttps://www.blogger.com/profile/17813776051750733758noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post-59462044288661805172016-09-22T10:12:34.221+02:002016-09-22T10:12:34.221+02:00Muchas gracias, Ignacio, por tus palabras.
El lava...Muchas gracias, Ignacio, por tus palabras.<br />El lavado de malas conciencias, como dices, parece la única meta en esa simulación que se oferta. Se espera razonablemente en que el avance científico consiga curar tan penosa enfermedad (se habla incluso de la posibilidad de una vacuna), pero eso, aunque mantenga optimismos, es futuro y no presente… ni pasado con sus cargas de culpa. Culpa de palabras que no se han dicho y, sobre todo, de caricias que no se han dado. <br />Disiento en lo que comentas sobre “refugio”. En este caso, la organicidad es clara, tanto a escala celular como molecular. Duro refugio sería, por otra parte. No digo que eso no ocurra a veces, o que la propia enfermedad sea influida por la biografía, pero en este caso la biología parece tristemente imponerse.<br />Un abrazo, <br />Javier.<br />Javier Peteiro Cartellehttps://www.blogger.com/profile/17813776051750733758noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post-3774682171935676892016-09-22T09:24:24.455+02:002016-09-22T09:24:24.455+02:00Querido Javier: una vez más el científico y el poe...Querido Javier: una vez más el científico y el poeta confluyen en tu magnífica prosa. En esta ocasión para dar cuenta de esa progresiva y dramática extinción de la luz que atestigua nuestra existencia en el mundo de las palabras. La declaración de fechas señaladas para que la memoria de un acontecimiento o condición no se olvide, tiene aquí un humor negro: apuntemos en algún lugar el Día del Alzheimer, no vaya a ser que dentro de un tiempo no logremos recordarlo. <br />Como bien dices, no sabemos lo que se experimenta a medida que uno se sumerge en esa extraña noche del espíritu, y se reduce poco a poco al lo elemental del organismo. Como el espíritu de la Navidad en el cuento de Dickens, la naturaleza ha querido en este caso darnos un último paseo por el remoto pasado. Prueba de que las marcas originales que el sujeto recibe en su constitución serán las últimas en borrarse, antes de que todo se apague. La soledad del enfermo se redobla en el dolor de quienes lo rodean, cuando los hay, y en esa inmensa culpa que se alimenta del innombrable deseo de que la muerte ponga fin a tanto sufrimiento. El delirio transhumanista, que muy pronto será el argumento ideológico para una nueva dimensión del capitalismo, nos promete un microscópico ejército de robots que serán capaces de reparar los daños, para luego aunar sus fuerzas y llevar a cabo un backup de nuestra memoria. Pasaríamos así de una nube a otra, digital esta última. No importa que los científicos serios demuestren que las leyes físicas del mundo molecular poseen características difícilmente digitalizables. Esa clase de científicos no son favorables a los buenos negocios. La imaginación da mucho juego, incluso videojuego, y cabe fantasear incluso con una vida en streaming. Tal vez la única verdad del transhumanismo sea que nos aproximamos a nuestra propia extinción, como ha sucedido con todas las especies del planeta. El delirio de vivir en una eternidad atemporal y sin memoria es posiblemente el preámbulo de que el progreso está a punto de realizar el secreto proyecto de devolvernos al polvo originario. <br />Un abrazo,<br />Gustavo<br /><br />Gustavo DessalAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-9186603017991089348.post-78519126132123530322016-09-21T20:20:18.627+02:002016-09-21T20:20:18.627+02:00Como siempre, Peteiro, nos haces pensar. Antes se ...Como siempre, Peteiro, nos haces pensar. Antes se decía: "Dios nos enseñó a morir, no a ser viejos". Ahora se podría decir: "La sociedad nos enseña la eutanasia, no a envejecer". Efectivamente, esta liturgia laica que repite estúpidamente el viejo santoral (día del Cáncer de mama, del Alzheimer, de las Enfermedades raras) sólo nos recuerda una antigua verdad: ante lo irremediable, tantas cosas, nosotros sólo podemos montar una empresa que simula un remedio. No se hace nada, ni se puede hacer, pero así lavamos nuestra mala conciencia. Sobre todo, simulamos que el Dios-Sociedad está en todo y que la cobertura llega a todas partes, como si realmente estuviéramos salvados de una finitud que ya golpeó a nuestros ancestros. Lo que no podemos soportar es que, como hace mil años, el hombre sea limitado y una noche silenciosa nos rodee. No es de descartar, visto así, que el pobre anciano que entra en ese aturdimiento olvidadizo que llamamos Alzheimer lo que quiera es sobre todo olvidar la estupidez social que le rodea. Volviendo de una manera terca y sorda a ser niño se refugia, no sólo de un fin irremediable que se acerca, sino sobre todo de la cohorte de especialistas que quieren que ese fin no pueda descansar por fin en la sombra de unos límites. El hombre se protege como puede de la sociedad bárbara que le rodea, ese nuevo Moloc que quiere que seamos siempre jóvenes y sonrientes, que no seamos obesos y tengamos buenas analíticas. Ante esa generalizada obsesión preventiva y productiva, es posible incluso que algún anciano decida recluirse en su cápsula y simule no entender nada. ¿Es entonces el Alzheimer un refugio contra el "olvido del ser" que hace consistente a una sociedad que, con o sin recortes, es profundamente intolerante con la finitud y la muerte? Como se diría antes, Dios dirá. O sea, time will tell: el silencio del Tiempo dirá.<br />Abrazos, <br />Ignacio Castro ReyAnonymousnoreply@blogger.com