En el diario “El País” se recoge que “El Colegio de Médicos de Madrid tumba sus secciones pseudocientíficas. Cierra cursos y vocalías de homeopatía y otras pseudoterapias por carecer de evidencia científica”. Vemos así como, de la noche a la mañana, puede pasarse del amparo a veces aparentemente excesivo a lo que parece censura. Todo en nombre de la ciencia.
En el número de mayo de este año de la revista “Investigación y Ciencia” (poco sospechosa de ser pseudo-científica) se recoge la reseña de un libro cuyo título es “Homeopathy. The undiluted facts”. En ella, quien la hace (doctor en física química) afirma lo siguiente: “Y esto probablemente sea lo mejor de la obra: descubrir la opinión del experto que cruzó el abismo y que es capaz de mirar a ambos lados de él”. Nunca sobran la modestia ni el rigor.
Ocurre que la Medicina, por más que se empeñen muchos, no es una ciencia, aunque el conocimiento científico le sea esencial. Y, por eso, alegar cientificidad o su ausencia, en lo que parece una deriva persecutoria de ciertas prácticas puede ser muy osado.
Me parece claro que la homeopatía carece de base científica. Es sabido por qué. Diluciones que van más allá del recíproco del número de Avogadro pueden no albergar ni una sola molécula de principio activo. Por otra parte, los ensayos clínicos no parecen arrojar evidencia consistente de que un producto homeopático sea superior al placebo en diversas situaciones. Ahora bien, por la misma razón que se alude a la ciencia (sacralizando demasiadas veces una estadística que pocos entienden) para denostar la homeopatía y quién sabe si proscribir su práctica, debiera recomendarse desde las mismas dignas instituciones colegiales que no se usaran fármacos que no muestren eficacia superior al placebo o que actúan sólo sobre marcadores sin tener efectos preventivos en términos de morbi-mortalidad, yendo a la vez acompañados de efectos secundarios potencialmente peligrosos.
Estamos en un terreno pantanoso porque no es sólo ciencia lo que se pone en juego en la relación clínica, sino algo más. Algo que tiene que ver con el encuentro de subjetividades y de lo que es buena muestra el efecto placebo, de tal modo que, si la homeopatía no sirve, puede ocurrir que un médico cure determinadas situaciones con ella; porque quien cura en realidad acaba siendo el médico con su escucha, con su palabra y muchas veces con algo que no es más (ni menos) que un placebo, sea la desmemoriada agua homeopática o un determinado antidepresivo.
Pero, si hay pseudo-ciencias, no es asumible aplicar tal nombre a todo lo que no pueda llamarse ciencia. Así, la osadía alcanza niveles reveladores de gran ignorancia cuando en las “otras pseudoterapias” se incluye el Psicoanálisis, definido como "una aproximación filosófica al estudio de la mente humana". Decir tal cosa supone simplemente no saber qué es el psicoanálisis, pues nada más alejado de la aproximación filosófica, siendo como es fruto de la clínica, situación empírica, que no experimental, donde las haya.
¿Por qué esta deriva pretendidamente proteccionista? Un médico o un psicólogo clínico están avalados por sus titulaciones oficiales, algo que reconoce la sociedad, la ley. Si alguien incurre en mala praxis deberá actuarse en consecuencia, pero mala cosa parece un intento preventivo basado en la opinión de expertos no clínicos o de sociedades autodenominadas científicas, especialmente en un tiempo en el que los conflictos de interés no parece que hayan desaparecido. Y mala cosa es lo que parece una muestra de hablar de lo que no se sabe para esgrimir intentos de aparente censura.
Ni la ciencia precisa defensores, pues se basta a sí misma, ni el psicoanálisis los requiere, pues sus efectos son abundantes y conocidos por muchos, aunque cada uno lo haga en su singularidad. Y es que la cura, analítica o médica, clínica a fin de cuentas, acaba siendo siempre la de alguien, de uno en uno, porque, como tantas veces se suele decir, aunque se ignore por cientificistas, no hay propiamente enfermedades sino enfermos. El psicoanálisis no es una ciencia ni una filosofía pero, desde su saber clínico y la reflexión que implica, ha revolucionado muy saludablemente la cultura, dando a conocer el crucial papel que en toda actividad de los hombres y su historia juega algo que a cada uno le es inconsciente. A muchos “científicos” les vendría bien un encuentro analítico para saber de qué hablan cuando critican el psicoanálisis. Ni la ciencia ni el psicoanálisis precisan defensores, pero sí la libertad. Cada día más.
Magnífico texto, Javier. Si. Incluso es hasta comprensible, cuando en algunos colegios de Médicos se ofertaban cursos de mindfulness o de risoterapia. Que un intento aparentemente autoregulador, por el contrario, trate de reducir toda práctica clínica a lo científico me parece una osadía y lo que es peor, de lo menos científico. Porque: Van a poder sostener verdaderamente lo que proclaman??. E incluso: si son pseudoterapias para los médicos también lo serán para otros profesionales, no??. Y si son pseudoterapias acá, también lo serán en otros paises, no??. Hará que llegar a denunciar al colegio de médicos, por ello? En fin, como en numerosas ocasiones, como elefante por cacharrería, esperemos que esta caza de brujas no nos oblegue a tener que elegir entre la profesión médica y la terapia clínica. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, José Ángel.
EliminarSí. Lo del mindfulness y la risoterapia no es tan antiguo.
Incluso antes de empeñarse en tal osadía, habrían de expresar qué entienden ellos por "ciencia".
Un abrazo,
Javier
Bravo Javier, tu palabra es un oasis.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sergio.
EliminarEn mi opinión la corriente psicológica más interesante e inagotable es el Psicoanálisis, aunque tengo que decir también que eso es porque me parece la más filosófica de todas, al menos la teoría (de la práctica sé muy poco). Dentro de la Filosofía, igual que de la Psicología o de la Ciencia, hay diversas corrientes, algunas claramente contrapuestas, pero no sólo eso, es que creo que dentro de cada una de ellas hay infinidad de actitudes diversas, tantas como subjetividades implicadas (no todos los sujetos se implican, algunos se limitan a reproducir roles políticamente correctos), aunque no todas vayan a tener el respaldo institucional que las difundiría. Tachar a algo o a alguien de “filosófico” no le abrirá muchas puertas en el mundo actual, al contrario, parece ser un descrédito, como cualquier otra disciplina que no pueda ser considerada “científica” , incluso la Filosofía de la Ciencia más puntera es no tener filosofía sino ideología, y así vamos. Empecé estos días a leer: Orígenes del hombre. La singularidad del ser humano; de F. Rodríguez Valls; aunque en algunas cosas no vaya a verlo del mismo modo creo que comparto lo esencial, la búsqueda de un horizonte distinto.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que no se trata de defender la Homeopatía o la Medicina convencional, sobre todo porque en general, desde medios privados o privatizadores, ambas son un gran negocio, aunque por supuesto hay sujetos dentro de ellas que intentan que sean otra cosa. En cuanto a las Ciencias, es una coincidencia pero ayer, cuando leí tu post, había leído una noticia sobre una sentencia favorable al director del ICMAT, cesado al parecer con criterios poco “científicos”.
Pienso que la censura es un indicador de que el censor está protegiéndose a sí mismo, su estabilidad, su parcela de poder; pienso que la censura siempre es política en ese sentido. También pienso que se hace en nombre de los otros o de alguna idea sobre la humanidad pero que en el fondo siempre es autodefensa; a veces el censor es algo o alguien en quien confiabas porque tiene un discurso hábil en nombre de la gente y/o la ciudadanía, aunque después se les vea el plumero en lo concreto, en el trato “uno a uno”; en ese sentido la censura es también siempre “censura gallina”, como insinuaba Primo Levi en su relato: Censura en Bitinia.
Siento la extensión. Un abrazo,
Marisa
Marisa, todo lo que te extiendas es muy de agradecer porque apuntas distintos matices y ópticas a la cuestión.
EliminarHay una muy relevante que expresas con absoluta claridad, la cuestión de la censura como autodefensa. Al final, se trata de eso.
Hay demasiados conflictos de interés en los campos diagnóstico y terapéutico como para establecer "purezas" científicas y hacerlo, además, de la noche a la mañana.
Los colegios han perdido en gran medida su función. Tratar de recuperarla de este modo, de forma coercitiva, en vez de establecer cauces de diálogo, parece precisamente una postura anti-científica y cuasi-religiosa.
Un abrazo,
Javier
Hola Javier. La homeopatía plantea una disyuntiva entre la medicina homeopática y la alopática. En cierta manera acusan a la medicina alopática de agresiva y errónea. Creo que la pátina de "medicina alternativa" es lo que ha permitido que la homeopatía siga entre nosotros desde 1830. Cuando la medicina oficial falla ahí está la alternativa para ocupar el hueco. Su validez es que se presentan como "otra medicina". Lástima que lo de las diluciones extremas sea un camelo. Esa es la diferencia con el psicoanálisis, que funciona y que es necesario porque muchos de nuestros males están en la palabra, en como definimos normalidad. Gregorio Marañón decía que el mejor instrumento médico es una silla. La medicina chamánica aquí en el Ecuador tiene mucho de escucha, de eliminar malas energías, de escuchar al que está afligido y "limpiar" ese mal estado connatural a la enfermedad. Esa medicina fue la que descubrió que la corteza de la quina aliviaba los síntomas de la malaria. Lástima que un interpretación erronea de Samuel Hahnemann, con las diluciones de la quina, a principios del S XIX haya generado toda esa bola de nieve de agua azucarada que es la homeopatía.
EliminarGracias Esteban,
EliminarSí. El nombre "alternativa" sugiere una segunda posibilidad. El caso de la homeopatía creo que representa una "congelación". Si en su momento, los criterios de Hahnemann fueron respetables, no tiene mucho sentido la insistencia en que ha de hallarse una base científica que sostenga un postulado antiguo.
El Colegio de Madrid, según indica hoy el Diario Médico correspondiente a esta semana, ha decidido la disolución de Médicos Homeópatas, pero también las de Médicos Acupuntores, Médicos Naturistas y... "Médicos Psicoterapeutas". Esto último es muy llamativo, ya que no afecta sólo al Psicoanálisis, sino a la "Psicoterapia" en general, lo que aparenta despreciar el uso de la palabra como vehículo analítico y terapéutico, siendo así que, como bien dices, "muchos de nuestros males están en la palabra". Lo están porque, a diferencia de los demás animales, hablamos. Es la palabra la que nos hace humanos y descartar el potencial médico de ella o tratar de cercenarlo como aparentan medidas así puede ser muy dañino.
Un abrazo,
Javier