miércoles, 5 de agosto de 2015

La nube. El recuerdo imborrable.

La escritura ya es antigua, tanto como la Historia misma, que surge con ella. Estabiliza el mensaje que durante milenios fue verbal; sin embargo, tanto en piedra, pergamino, papiro o papel… todo puede borrarse, accidental o deliberadamente. 

La dificultad de la destrucción de información escrita depende de la estabilidad de los medios de registro y, fundamentalmente, del número de copias de cada documento, o eso parecía hasta hace poco. 

La historia de la biblioteca de Alejandría ha mostrado crudamente el efecto catastrófico de la destrucción por accidente o por celo religioso de un depósito que albergaba manuscritos originales o copias únicas de documentos muy dispersos.

La necesidad de redundancia para contrarrestar la destrucción de soportes de información es obvia y se ha ido dando de modo generalizado para todo tipo de documentos. La imprenta superó definitivamente la fragilidad del soporte gracias a las copias múltiples de un texto. Pero no sólo los libros precisan de redundancia, también han de ser copiados muchos documentos. No son lejanos los tiempos en que el papel carbón facilitaba esta tarea y más próxima es la aparición de fotocopias, siendo en la actualidad la copia informática la más usada.

Curiosamente esas copias informáticas son frágiles por la corta vida media de sus soportes. Ya nadie usa hoy los “floppy disk” o los más recientes “diskettes”. Los “pendrive USB” se han impuesto, su capacidad se incrementa, pero no es descartable que, de la noche a la mañana también pasen ellos mismos al olvido.

Frente a la conservación secular de estelas y viejos pergaminos, el olvido de los sistemas informáticos de memoria es cada vez más rápido. Hoy asistimos a una situación de cambio importante y tiene que ver con la estabilidad del registro, dada por la existencia de internet. A efectos prácticos, la vida media de ese soporte parece que será inconcebiblemente prolongada. Y esa estabilidad supera la necesidad de copias; de hecho, basta a efectos prácticos con un solo ejemplar codificado electrónicamente de cada documento.

Aunque en nuestros ordenadores personales y soportes externos podamos guardar múltiples copias y también destruirlas, lo que “digamos” en internet equivale a escribir algo imborrable y, a la vez, accesible a muchos. 

Ocurre que internet no es un dios bondadoso, sino una herramienta tan útil como peligrosa. Las redes sociales no sólo sirven a quienes participamos en ellas sino también a quienes las usan para obtener información de cada participante. Puede negarse un puesto de trabajo a quien haya “colgado” ocurrencias en Facebook que el posible empleador considera inapropiadas. Un “tuit” emitido hace años con pretensión banal puede costar un cargo político. Un comentario social sobre enfermedades de familiares puede elevar el coste de un seguro médico. Vemos ya cómo si hacemos algún comentario sobre cualquier objeto de consumo, empieza a aparecernos propaganda de múltiples ofertas de venta. La salvaguarda informática de historias clínicas es mucho más preocupante.

Este nuevo soporte electrónico tiene dos grandes características: no precisa copias por parte del autor y es imborrable. Es igual que alguien cause baja en una red social; sus datos permanecen albergados en algún servidor. Y ser imborrable supone que el sujeto mismo se pierde como tal pasando a ser un perfil, un ente individual codificable como una colección de datos (o bits), y cuyos “pecados”, por muy de juventud que sean, quedarán para siempre sin perdón. Internet facilita el renacimiento vigoroso del conductismo.

Hace años era habitual oír en autobuses conversaciones de otros que hablaban en voz muy alta de sus vecinos, del tiempo o de fútbol; tanto se charlaba que había carteles expresando la prohibición de hablar con el conductor. 
Parecía darse una falta de privacidad escandalosa entre personas. Hoy la mayoría de los pasajeros van aislados, como individuos, a la vez que conectados con sus móviles, que suelen teclear frenéticamente. Pero resulta que la apariencia de privacidad es falsa, que tanta intimidad lo es para nada, pues los correos electrónicos pueden salir a la luz por muy privados que sean y todo lo que escribimos, sea en un móvil, sea en una red social o como consulta a un buscador, permanece, y no porque lo guardemos nosotros, sino porque lo hacen otros a quienes desconocemos. Todo eso está en “la nube”, se dice, en una nube que no es tal, sino más bien niebla sostenida por grandes arquitecturas informáticas fuera de nuestro control, fuera en realidad ya del control de nadie.

Es cierto que se ha iniciado un esfuerzo legislador por el que se contempla el derecho al olvido, pero basta con examinar el formulario que Google ha destinado a tal fin para ver que no es sencillo ser olvidado.

Nos volcamos hablando electrónicamente y todo eso es grabado. Entre todos construimos el Gran Hermano orwelliano y enriquecemos su información cada día, con textos, imágenes, podcasts y videos. Ni los sueños más osados de los agentes de la Stasi habrían conducido a algo así. El conductismo renace en la peor de las formas, caminando imparable hacia la forma más brutal de deshumanización. 


No se trata de ser nostálgicos y apagar los ordenadores (tampoco arreglaríamos nada), sino prudentes. Internet es una herramienta magnífica si la mantenemos a nuestro servicio y eso supone un serio esfuerzo en la educación de niños y jóvenes. El supuesto descontrol de internet, que tantos sueños utópicos alimenta en el terreno político, puede derivar, si no estamos alerta, en el peor autoritarismo, el deseado por los siervos con la misma intensidad que sus amos.

10 comentarios:

  1. Curiosa coincidencia, aunque supongo que en el fondo no es tanta, puesto que estamos todos más o menos afectados por los mismos síntomas de esta modernidad. Escribo una novela nueva que trata en parte sobre este tema. "¿Sabe qué es lo más difícil de lograr en este mundo hoy en día?", le pregunta uno de los personajes a otro. "Desaparecer".
    Volverse invisible, anónimo, esconderse del Gran Ojo, es prácticamente imposible. Internet, como bien dices, es también un gigantesco "prontuario" donde se registran nuestras vidas, además de un instrumento fabuloso. Tal vez lo que más vértigo produce es el hecho que tú señalas: que la red es una entidad acéfala, que comenzó siendo algo al servicio de los seres humanos (y sigue siéndolo), pero que poco a poco ha ido cobrando una inercia propia e incontrolable. Especialmente si tenemos en cuenta que, al parecer, podemos acceder tan solo a un 5% del material que circula en la web. El 95 % (son cifras de dudosa precisión, por supuesto) está en eso que denominan "Dark net" o "Deep net", la Internet profunda, a la que solo se puede acceder mediante conocimientos muy grandes de informática, y en la que se mueven organismos secretos, organizaciones terroristas y criminales de variado tipo. Tú y yo no tenemos grandes secretos que guardar, al menos por ahora. Pero por las dudas, sé previsor: piensa dos veces lo que vas a colgar en tu blog, y hazlo con la perspectiva de los próximos veinte años. No vaya a ser que por entonces quieras presentarte a concejal de Sanidad en A Coruña, y alguien te reproche que en el pasado fuiste crítico con el conductismo...
    Magnífico post, como siempre!
    Gustavo Dessal

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero ansioso esa novela tuya, Gustavo.
      Te agradezco mucho tu comentario. Creo que el origen de internet está en DARPA, lo que es significativo. Como bien dices, la "dark" o "deep" net están en manos de muchos menos de los que los alimentamos con datos.
      Y, desde luego, la edad influye en las consecuencias del acceso a internet. Aunque tienes razón; aspirando, como yo aspiro, a llevar las riendas de la sanidad gallega dentro de veinte o treinta años (no sólo de A Coruña), tal vez deba moderarme. Reconozco que, a veces, mi juventud propicia que sea más osado de lo que debiera.
      Un abrazo,
      Javier

      Eliminar
  2. Javier:! Lo has bordado!Va hacer el viernes,7 días, que me lo has manifestado personalmente.lo bueno y lo malo de Internet.Aqui, en este post_de tu Blog_ lo has plasmado magistralmente: comprensible al máximo, excelentemente argumentado y , muy bellamente escrito...! genial!
    Apertas agarimosas, maestro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Jose, por este hermoso comentario. Es un estímulo muy importante para mí
      Un abrazo,

      Javier

      Eliminar
  3. Hay una película llamada "Colombiana" en donde se ve como funciona el software de reconocimiento de caras. La protagonista no tiene ninguna foto suya subida al sistema y por tanto es invisible a la policía. Un novio suyo sube su foto al Facebook y de repente se hace visible para la policía. Me acuerdo también de la novela de Chesterton "El hombre que fue jueves" en donde resulta que una célula anarquista estaba constituida exclusivamente por policía infiltrados. Supongo que la tendencia será ser completamente transparentes. Aquellos que no lo sean gozarán de ciertas ventajas a la par que se convertirán en sospechosos. No tener Facebook en el futuro será una especie de estigma de que algo tienes que ocultar. Surgirá una especie de hipocresía en la nube en la que todos tendremos que subir fotos de gatitos lindos para no desentonar con la masa. Hay aspectos positivos. A mi me fastidia que de mi padre solo esté la esquela en la nube. Me hubiera gustado tener grabadas sus conversaciones. Y hay sorpresas como poder escuchar a Valle Inclán recitando sus poemas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Esteban.
      Las ventajas que ofrece internet son impresionantes y lo serán aun más. Una de ellas es precisamente poder tener este intercambio que mantenemos, impensable hace relativamente pocos años.
      Y ha hecho accesible una cantidad de información inimaginable sin él. Es de esperar que esas ventajas aumenten mucho más ya a corto plazo.
      Como indicas, probablemente en el futuro próximo será una rareza no pertenecer al menos a una red social.
      Pero… es un tanto inquietante. Lo que comentas sobre recuerdos personales no implica que sean obtenibles de internet. Hace poco tiempo tampoco había las posibilidades de registro audiovisual que tenemos ahora con un vulgar móvil.
      La tendencia que se observa es hacia una pérdida de privacidad y a una confianza excesiva en la red. Los narcisismos están a la orden del día y todo el mundo cuelga sus dichosos selfies. Creo que estamos ante un reto educativo muy importante y no sólo en lo concerniente a prevención de execrables delitos, también en lo que implica la propia configuración de la personalidad.
      Un abrazo

      Eliminar
  4. Interesante. Particularmente, creo que el riesgo de todo esto no está tanto en la falta de privacidad, como en la falta de conciencia de ella. Me refiero a esa masa sin capacidad crítica, ni observación, a la que este abuso ni se le pasa por la cabeza, solo porque le divierte, le hace la vida más fácil o simplemente no le molesta... de momento. También me acuerdo de Vlatko Vedral, un físico que propone que nuestro universo solo es información: http://www.tendencias21.net/Nuestro-universo-es-solo-informacion-cuantica-segun-Vlatko-Vedral_a11593.html Así que quién sabe si el futuro es una sinergia entre "la nube" y el mundo cuántico, donde acabaremos viviendo en forma de códigos binarios... quién sabe... este silencioso zeitgeist que nos hace estar en guardia a unos pocos, vigilantes de los oscuros intereses de otros pocos.

    Un saludo desde el sur.

    Sergio Jiménez.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Sergio.
      No he leído nada de Viatko Vedral, por lo que te agradezco mucho esa referencia. No sé si irá en la línea de Wheeler, la del "it from bit". Es un tema de gran interés y que, muy, muy lejanamente... recuerda a Berkeley.
      Un abrazo desde el norte.
      Javier

      Eliminar
  5. Javier,

    estupendo este post. Precisamente hace poco he estado leyendo "Educar en la realidad" de Catherine L´Ecuyer. Copio algunas líneas que creo vienen al caso:

    ""Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, anunciaba hace poco que "La privacidad es una cuestión obsoleta" (...) Zuckerberg señaló que le gustaría ver a niños menores de 13 años en Faceboook porque "mi filosofía es que para la educación hace falta empezar a una edad muy muy temprana". Sin embargo no existen estudios que relacionen el uso de Facebook con las habilidades necesarias para la educación. Por el contrario, los estudios reportan que los resultados académicos de los alumnos usuarios de Facebook son un 20% más bajos. Lo que Zuckerberg no explica es que el hecho de que abrir Facebook a los niños permite a la empresa conseguir cuotas de mercado en el sector de los juegos, lo que facilita conseguir un potencial de crecimiento para sus accionistas, aclara el Wall Street Journal""

    Guillermo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer recibir tu comentario, Guillermo.
      Creo sinceramente que el uso de internet y todas las variedades electrónicas habidas y por haber... idiotizan a la juventud. En múltiples órdenes. Por un lado, se hacen máquina-dependientes, ignorando la ortografía, caligrafía y aritmética elementales. y, lo que es más terrible, prefiriendo la información como datos que resuelven preguntas a las preguntas mismas que uno ha de tratar de resolver por sí mismo. Por otro, la idea de valores pasa a ser la de Zuckerberg y la de tantos que se han hecho millonarios: el máximo valor es ser rico y famoso y, si eso no se consigue... llenemos al menos nuestro FB de un montón de amigos a los que mandarles selfies y demás memeces.
      El mundo de la informática va, sin duda alguna, íntimamente ligado al de los videojuegos, o liderado por él.
      Así, pues, comparto plenamente esas líneas que citas.
      Claro, no podemos volver al pasado, pero sí educar a la juventud en los valores intelectuales y, sobre todo, éticos, imprescindibles.
      Un abrazo

      Eliminar