viernes, 15 de abril de 2016

RESILIENCIA Y GENES

Hay quien sale fortalecido de un golpe que le da la vida. Hay quien se crece ante la adversidad. A esa capacidad se le llama resiliencia. 

Si se indaga en un buscador de internet o, más específicamente, en PubMed, veremos que se trata de un concepto en auge. Abundan los consejos para ser más resiliente o los artículos que muestran las características de las personas que han sabido sacar fuerza de flaqueza. También, como es habitual, se han buscado raíces genéticas o epigenéticas que expliquen la resiliencia de cada cual  

Hay quien ha llevado el término al extremo, a la resiliencia de la que no se entera el resiliente por estar afectado de una grave mutación genética y no porque llegue a afrontar psíquicamente la enfermedad resultante, sino porque simplemente no la sufre… a pesar de que la Genética indica que debiera padecerla. El 11 de abril de este año se publicó en Nature Biology un artículo con este título: “Analysis of 589,306 genomes identifies individuals resilient to severe Mendelian childhood diseases”.  En él aparece ese término,“resilient”, una elección curiosa.

En ese estudio se analizaron los datos genéticos de 589,306 individuos llegando a identificar a 13 casos de adultos sanos con mutaciones que deberían haberles provocado enfermedades severas (tal vez la muerte) antes de cumplir los 18 años. Cada uno de esos individuos fue “resiliente genético” a una de ocho enfermedades que requerían la mutación del gen en un cromosoma (autosómicas dominantes) o en los dos cromosomas (autosómicas recesivas). Entre esas ocho se incluía la fibrosis quística y la epidermolisis bullosa.

¿Por qué, aunque sea en muy pocos casos, ocurre algo así? Un diagnóstico genético pre- o post-natal mostraría un futuro cruel a los padres de ese niño. Un futuro que, en estos afortunados, nunca se dio. Dada la condición de anonimato del estudio, no se pudo acceder a las personas concretas que son resilientes genéticos sin saberlo, llevando una vida normal. Pero el interrogante abierto ya hace pensar en ricas informaciones futuras procedentes de proyectos como el “Human Knockout Project”, el “Million Veterans Program”  y el “UK Biobank Project”.

¿Qué nos sugiere este hallazgo? Por un lado, desbarata restos del pensamiento lineal en Genética (y tan vigoroso aun en Biología Fundamental). Ya había sido desterrado el dogma “un gen - una enzima”. Estos casos de una herencia mendeliana de penetrancia completa que no se traduce en la enfermedad que “debiera” indican que incluso en los determinismos biológicos más claros puede haber factores (probablemente también inscritos en el ADN) que perturben ese oráculo genético. Sin tener nada que ver, la rareza de estos casos evoca la rareza de las remisiones espontáneas de tumores. ¿Por qué ocurren? Las preguntas que surgen de rarezas naturales suelen acabar conduciendo a respuestas generales de gran interés.

Nos indica también algo más. Nos rompe el esquema convencional de que todo está escrito indefectiblemente en los genes, de que basta con leer ese nuevo libro sagrado llamado genoma para encontrar las respuestas de todo. Si esto ocurre con enfermedades monogénicas, ¿qué tipo de explicación etiopatogénica cabe esperar en el caso de determinismos poligénicos débiles que pretenden dar cuenta del autismo o de cualquier trastorno mental?

Finalmente, hay algo más. Un descubrimiento es realmente importante no tanto cuando resuelve un problema sino cuando revela una ignorancia novedosa, cuando abre más ignorancias de las que neutraliza, inspirando así la imaginación fértil. En este caso, renace la ignorancia y es de esperar que, desde ese humilde y necesario reconocimiento, la ciencia cobre el buen impulso que tantas veces ha asumido, en vez de permanecer en un crecimiento incremental de resultados mediante líneas de investigación "productivas".

2 comentarios:

  1. Muy oportuno el artículo para considerar que el destino no está escrito de manera absoluta ni siquiera en los genes. Una colega del campo de la medicina se hizo hace poco tiempo una amplia batería de pruebas genéticas para conocer los riesgos que tenía de padecer determinadas enfermedades y cánceres encontrándose con la dolorosa noticia para ella de recibir una información en la que en base a un cálculo de probabilidades se le informaba de los resultados. La angustia vino después. ¿Y ahora qué? se pregunta.
    Ella sabía lo que le podía esperar, sabía que se trata siempre de probabilidades y sin embargo siguió adelante.

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    1. Muchas gracias, Santiago.
      Lo que comentas de tu amigo esta al caer. En cuanto se popularicen las pruebas genéticas, que pueden llegar a alcanzar el genoma completo, es previsible que, ya al nacer, se le haga a un niño ese examen, de un modo análogo a lo que ocurre con los cribados de metabolopatías.
      Las consecuencias serán las que apuntas. Un montón de enfermedades con probabilidades asociadas. El ¿ahora qué? irá acompañado de una vigilancia permanente de las patologías más probables (y no necesariamente curables o evitables). Delirante, tanto como angustioso.
      Todos enfermos desde el nacimiento, o antes, facilitando una eugenesia negativa con más abortos o la tentación eugenésica positiva, ahora que parecen prometedores los hallazgos de edición genética.
      A la vez, ¿quién sabe las repercusiones que ese perfil genético tendrá para contratar un seguro, para ser empleado o incluso para una segregación para estudios? El "mundo feliz" y "GATTACA" son distopías que parecen ya alcanzables.
      Si no se instaura cierto grado de sensatez, mal irán las nuevas generaciones.
      Un abrazo.

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