La Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE por sus siglas en inglés), relacionada con la Fundación Qatar, acaba de comunicar los resultados de una encuesta realizada por Gallup sobre la efectividad de los sistemas educativos alrededor del mundo, basada en las respuestas de 1550 miembros (profesores, estudiantes, graduados, políticos y empresarios).
El mensaje general de la “2015 WISE Education Survey” no puede ser más claro: “Hay que conectar la educación al mundo real”. Y eso se entiende como un problema global. Se reconoce la necesidad de "reconsiderar la educación como una colaboración entre escuelas y empresarios de tal modo que se proporcionen estudiantes con una experiencia de mundo real en su campo antes de que se gradúen”. Es más, muchos expertos entienden que tal colaboración es precisa ya en los niveles escolares primario y secundario.
La Dra. Asmaa Alfadala, directora de investigación en WISE, lo tiene claro. Es necesario “un aprendizaje basado en proyectos”, que propicie un trabajo en equipo enfocado a problemas del “mundo real”, en vez de “aproximaciones convencionales”.
El 63% de expertos optan por programas educativos que impliquen estrechas colaboraciones entre estudiantes y empresarios, teniendo estos últimos un incentivo para su mayor implicación: el coste implícito sería superado a largo plazo por trabajadores (literalmente “workforce”) mejor preparados.
Tanta cumbre mundial realza viejas preguntas pragmáticas: ¿Para qué sirve aprender eso? y, especialmente, ¿Qué “salidas” tienes con esa carrera? Se asume que uno aprende para algo y resulta que ese algo se llama “mundo real”.
Que en el documento se resalte varias veces esa expresión, sugiere que hasta ahora se ha educado en buena medida para un mundo irreal. ¿Qué entienden tantos por “mundo real”? Parece sencillo, el mundo concebido del modo materialista más crudo, el que asimilará la “workforce”, el de la empresa, el que, de hecho, cambia la propia realidad transformándola. Se trata de trabajar haciendo cosas útiles, vendibles, o transformando la energía también para algo pragmático. Es el mundo de la tecno-ciencia al servicio del mercado.
¿Cabe mayor afán que el de contribuir a crear una “workforce” para ese mundo? No lo parece y, por eso, hemos de ser cuidadosos con los elementos que la harán posible, los maestros y profesores, a los que hemos de pagar, respetar… y vigilar. Porque no todos son buenos. No todos están preparados. Nuestro país, regido ahora por un gobierno moderno donde los haya, ha recurrido por eso, atendiendo el consejo de la WISE (cuya traducción es “sabia”) a un adelantado de la modernidad, como es D. José Antonio Marina, que ha sabido diagnosticar los serios problemas que tenemos en esto de la educación. Por ejemplo, afirma que “En España, nadie le da importancia a los equipos directivos”, que “casi siempre consiguen tener éxito seleccionando y manteniendo a los buenos profesores, cosa que sólo pueden hacer los colegios privados y concertados, dado el carácter funcionarial del profesorado de la escuela pública”. Ya se sabe, lo público es nefasto.
También señala que "El tiempo del profesor aislado se ha terminado”. Y es que así no hay quien controle nada. Todo profesor ha de ser vigilado y no hay mejor vigilante que el compañero de uno por lo que han de ser éstos quienes "fomenten la exclusión de los malos profesores, porque desde fuera es muy difícil de detectar”.
Puede parecer que la vigilancia es fea, pero no tanto si se instaura “ab initio” y para ello también propone el Sr. Marina un sistema de tutoría de los nuevos docentes, equiparable al que se da en la formación médica especializada (MIR). Sobra decir que no sólo es el PP el que aplaude tan sensatas medidas. El PSOE también es muy receptivo ante ellas. ¿Quién puede resistirse al avance en materia educativa? En realidad, los dos grandes partidos han contribuido a mejorar la enseñanza con tantas leyes como gobiernos habidos en España.
Claro, hay profesores que lo son en el sistema público tras superar una durísima oposición, y eso les hace críticos con la clara visión del Sr. Marina. Son unos resentidos que no aciertan a ver que se trata de acometer un problema esencial, el del “mundo real” y, para eso, no basta con saber sobre banalidades y transmitir ese saber. Hay que tener la vista puesta en la realidad y saber comunicarla, con inteligencia emocional como se dice ahora.
Y es que hay profesores anclados en el pasado, que no ven el dichoso (porque tiene que ser dichoso) “mundo real”. Son los que hablan de cosas extrañas como la filosofía (en feliz vía de desaparición del curriculum escolar) o los que inducen a vicios gozosos como la literatura (incluyendo la poesía), o a mirar al pasado como si a alguien le importara la Historia. Ya lo dijo un sabio como Pablo Casado, prometedor político de la derecha moderna: “Están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no se quién, con la memoria histórica”, refiriéndose a gente anticuada. Y, si eso es así, con el pasado reciente… ¿a quién le va a interesar lo que hayan hecho o dejado de hacer los romanos? ¿Es realista eso?
El mundo real es el del futuro, el de la transformación a la riqueza. De unos pocos, pero transformación beneficiosa al fin y al cabo. Hace años ya se decía: “Aprenda Basic, el lenguaje del futuro”, y hace más, se proponía el Esperanto. Y qué razón tenían. ¿Qué haríamos ahora sin Basic o sin Esperanto? Pues bien, se trata de seguir en esa onda, de formar a la “workforce” con vistas a un futuro realista en el que esos afortunados no tendrán que haber aprendido nada de memoria, no necesitarán calcular (hay móviles) ni escribir ("Siri" y programas similares se perfeccionarán).
¿Qué debe enseñarse? Parece obvio. Los niños deben aprender a leer, eso sí, para seguir los protocolos de trabajo cuando sean mayores, y deben aprender las bases científicas que les dirán lo esencial de ese mundo real y de cómo transformarlo. También han de aprender a conocer la "lingua franca" que, como ahora el esperanto, probablemente sea el inglés. Y todo ese aprendizaje se hará, a ser posible, jugando.
¿Cómo debe enseñarse? Con calidad e inteligencia emocional. Y nada como los criterios ISO para certificarlas. Una calidad vigilada constantemente, de tal modo que los malos profesores sean rápidamente depurados del sistema educativo por los que son buenos y responsables, ejerciendo así un santo compañerismo. Unos profesores que han de ser, de hecho, iniciados en la práctica de su inteligencia emocional y capacidad de coaching mediante un MIR adecuado.
¿Para qué tanto esfuerzo? Para crear una buena “workforce”. Para que quienes la constituyan se integren plenamente en la servidumbre voluntaria que hará posible atender a ese orwelliano mundo real y, aunque no lo digan por modestia y rigor, también feliz, que ya lo pronosticó Huxley.
Muchos, demasiados, quieren hacer de la educación sólo eso: un aprendizaje para la servidumbre. Y, por eso, un mundo sin filosofía, arte, literatura, música, es lo único que puede ser llamado "mundo real", en el que se den unas cuantas respuestas y ninguna pregunta.
Javier,
ResponderEliminarsi para algo ha servido la terrible crisis de 2010, ha sido para cuestionar los tradicionales sistemas educativos basados en el utilitarismo y la superespecialización, pues ha quedado claro que aquellos que mejor han podido capear esta crisis, han sido justamente los profesionales con una formación de base amplia y transversal.
Pero parece que no aprendemos...
Guillermo
El término "crisis" se ha convertido en mantra y catalizador para hacernos la vida estúpida.
EliminarComo bien dices, no aprendemos. Nos enseñará Marina.
Gracias y un abrazo
Querido Javier: supongo que sabrás que hace pocas semanas, el ministro de Cultura de Japón anunció la propuesta de retirar por completo las humanidades en toda la formación primaria y secundaria, por considerarlas asignaturas "carentes de utilidad". Ha habido una reacción importante en el mundo académico japonés, y probablemente esa idea no se llevará a la práctica por el momento, pero es tan solo una cuestión de tiempo. El pensamiento está condenado a muerte, dado que empresas como Gartner, líder en robótica e informática de alto nivel, anuncian sus proyectos de creación de "robobosses" ("jefes robóticos") y "robowriters" ("escritores robóticos"). Sus predicciones auguran que hacia mediados del 2050 el management de gran parte de los empleados del mundo estará a cargo de la inteligencia artificial, así como la escritura y la toma de decisiones macroeconómicas. En el año 67, Lacan tuvo la visión anticipadora de lo que la cumbre WISE propone. Definió el discurso universitario como un dispositivo destinado a la aplicación del saber sobre los estudiantes reducidos a objetos, para producir un modelo de discurso acomodado a las necesidades del amo moderno. Su predicción se ha cumplido, al menos en Europa. Curiosamente en USA, donde el neocapitalismo avanza de forma implacable, las humanidades siguen gozando de enorme prestigio, y sus departamentos universitarios han superado con creces a los europeos. La mejor educación, aunque restringida a una élite (que no es solo económica, sino minuciosamente seleccionada por aptitudes) ya no se brinda en la Sorbona ni en Heidelberg, sino en Austin, Princeton o Harvard. La razón estriba en que allí, como también en algunos países de Sudamérica, la cultura aún no ha sido proscrita. Gustavo Dessal
ResponderEliminarMuchas gracias, Gustavo, por tu lúcido comentario.
ResponderEliminarDesconocía lo que dices de Japón. Quizá sea la mejor muestra de la distopía actual. Sin duda, Lacan tuvo una visión tan lúcida como trágica del proceso histórico.
Coincido contigo en que, efectivamente, llama la atención, como indicas, que las humanidades puedan florecer en el lugar menos propicio desde una visión simplista, USA. Pero no es tan extraño si se tiene en cuenta que, al margen de todos los defectos que puedan tener, las universidades americanas, pragmáticas donde las haya, han sido, quizá por ese pragmatismo, abiertas al pensamiento.
Es en USA donde florecen premios Nobel en ciencias y es en USA donde se podrá dialogar sobre cuestiones metafísicas. Y, curiosamente, ambos fenómenos van unidos. En Europa, la investigación científica está protocolizada: memorias y más memorias de proyectos conducentes sólo a poner datos en esas memorias iniciales.
En Europa, alguien como Feynman ... sería tratado por TDAH o detenido.
Un abrazo
Muy bien traída la cita de Lacán por Gustavo Dessal "modelo de discurso acomodado a las necesidades del amo moderno". No es que quieran adecuar el modelo a las necesidades de la industria, lo que se pretende es crear esclavos que busquen que el amo les recompense y les de una palmadita en la espalda cuando son buenos. En un sistema económico que se ha estancado una gran mayoría de esos estudiantes que se han preparado para trabajar en la industria no van a tener un lugar en el sistema. Hoy en día invertir dinero en esa educación basada en conocimientos que son el futuro y que en diez años estarán completamente obsoletos es un suicidio económico. Lo peor es cuando esos alumnos, sin un pensamiento crítico formado, piensen que la culpa es de ellos. Si somos esclavos tenemos que tener conciencia de que somos los que tenemos el conocimiento, somos los que ponemos el pan en la mesa de los amos. Os recomiendo leer sobre la educación en Corea, que hoy en día es el paradigma de la mejor educación en el mundo http://paelladekimchi.com/la-educacion-en-corea-del-sur y de como ha producido una masa de personas alienadas e insatisfechas http://paelladekimchi.com/hell-joseon-el-infierno-de-vivir-en-corea-del-sur
ResponderEliminarGracias, Esteban, por tu comentario y esos enlaces relativos a Corea y su... ¿educación?
EliminarLo cierto es que aquí empezamos a percibir, creo yo, una buena dosis de esa preparación para el esclavismo, a diversos niveles, y tu comentario me suscita varias reflexiones.
1) A la vez que se critican las tareas para casa, hace ya tiempo que a muchos niños se les carga, por parte de sus padres, con un pretendido enriquecimiento en actividades "complementarias", de tal modo que sepan de todo, con independencia de sus gustos y capacidades: todos a música, ajedrez, esquí o lo que se tercie. Todo ello a expensas de tiempo de ocio puro y duro. Y, por supuesto, desde que nacen casi... a aprender inglés (jugando, se dice) aunque se descuide su propio idioma.
2) Veo demasiada adaptación por parte de jóvenes, que es distinto a aceptación. Uno puede aceptar un mal trabajo si no hay otra alternativa, pero es muy distinto a adaptarse a eso, a no sentir al menos una rebeldía interna con pretensión de que las cosas cambien. Cuando se trabaja en solitario, lo que ocurre muchas veces en elcontexto actual, poco se puede hacer, pero también es cierto que hay colectivos que podrían tratar de mejorar las cosas y prefieren optar por un individualismo acomodaticio, que implica muchas veces el pasar desapercibido.
3) En lo que nos aportas de Corea se habla de esclavismo. No es malo recuperar ese término porque la realidad es así de dura. El hecho de que haya trabajadores pobres equivale, en la práctica, a la existencia de esclavos. Hasta que se llegue al esclavismo voluntario con uso del término como ocurría en la película "Stico" de Jaime de Armiñan, creo recordar. Y, por otro lado, se asume que la única opción a un esclavismo futuro, tras la "preparación pertinente", es cuestión de cuna, de influencias y de saber "trepar".
4) Es muy importante la tradición religiosa de un país. En esos enlaces se habla del peso que puede haber tenido el neocofucianismo, que ya sabemos de qué va en su lado malo (un pragmatismo acomodaticio que respeta tanto a los antepasados como a los poderosos). En el nuestro, el aspecto malo del cristianismo, la resignación, también sigue, creo yo, teniendo su papel. Y esto, aunque no se sea religioso, porque la tradición cultural lo es. No hemos de olvidar la moda que recobró hace algunos años el libro de Baltasar Gracián... sobre la prudencia. Y es que la prudencia puede alcanzar cotas muy perversas.
En fin, esperemos que Corea del Sur (y también la del Norte) siga estando lejana geográfica y educativamente de nosotros.
Un abrazo,
Hola a todos. Siempre interesante leerte Javier. Me fascina que se hable de este asunto.
ResponderEliminarEntiendo que las opiniones expuestas son posibles y de una crítica previsora. A mi parecer las reformas educativas son tan necesarias que es preferible casi cualquier cambio, a seguir como estamos. Comparto la idea de que es una salvajada "eliminar" las humanidades del currículo. Pero no creo -o no quiero- que eso llegue a suceder. Por cuestiones "sentimentales" vivo la educación desde muy adentro y puedo asegurar que el verdadero problema no está en tanto en la política, sino en la cuestión vocacional, y ésta, nace del individuo. Quiero decir que más allá de los planes de estudio, a un nivel operativo, el maestro tiene amplio margen para enfocar las "maneras" en su clase. Esta particularidad, lo que más exige es trabajo; de muchas horas por parte del maestro: formándose, leyendo, reflexionando, practicando... Las propuestas de Marina no son más malas que las de alguien que se dedique durante unas semanas a formarse en métodos docentes. Quiero decir que lo que este hombre hace es repetir lo que otros dicen: Gardner, Perkins, Gerver, Robinson...
En definitiva, para mi lo verdaderamente importante está en lo de la dichosa vocación. Es decir que la mayoría de esfuerzos para mejorar, creo que se deberían dirigir a "fiscalizar" esa vocación (espero que nadie me acuse de dictador por eso de fiscalizar). Con todos los respetos, la educación es la formación del resto de profesiones y también humanos, así que es lógico dedicar a ella un mayor esfuerzo; quiero decir que si alguien que hace persianas en una fábrica no tiene una sincera vocación, no creo que afecte demasiado al producto final, sin embargo por las manos de un maestro pasarán las vidas de miles de niños, que en una medida importante descubrirán la pasión, la indiferencia o el odio, en los peores casos, por el conocimiento.
No tengo ni idea de cómo llevar a cabo esa "fiscalización" de la vocación, pero no es muy difícil intuir que en principio en la Universidad -el lugar donde se formarán los futuros docentes- se puede actuar. Insisto, no sé cómo, supongo que es una cuestión más política, pero sí tengo claro el qué, y esa cuestión tiene que ver con lo más íntimo de la persona que ha decidido ser maestro.
Es tan doloroso encontrar respuestas indolentes en tantos maestros; mediocridad encarnada. Niños haciendo fichas como máquinas, maestros que no saben moverse sin un libro de texto, evaluaciones estandarizadas, nula atención a la diversidad, competitividad como motor, cuantificación hasta de las emociones, claustros donde maestros se mofan de alumnos, sirenas en los recreos, castigos al rincón de pensar, psicología inexistente, nulo fomento de la autonomía, cantidades estériles de deberes... en fin, la lista puede ser interminable. El que más lo sufre es solo uno: el alumno.
Terminando: mi opinión está más relacionada con el nivel operativo, si se quiere. Es cierto que también hay que vigilar las políticas, pero por favor movámonos... ya, ya, vale, no de cualquier manera, pero no paralicemos esto por conspiraciones que podemos vigilar y evitar, desde el consenso.
Gracias.
Sergio J. Barrera,
Gracias, Sergio, por tu comentario.
EliminarTocas una palabra que va referida a algo importante, "vocación". Tal vez su uso religioso la haya ido desproveyendo de su valor.
Es esencial esa vocación a la que te refieres, el estar llamado a, que no quiere decir ser llamado por alguien sino por lo más auténtico de uno mismo, como Dasein. Llamado a, o responder a la solicitud del otro del mejor modo que uno sabe, con conocimiento y con amor (otra palabra muy desgastada).
Es eso lo que resulta, como recuerdas, realmente importante. No sólo en educación, también en medicina, en donde se valoran más las notas de corte que la capacidad e un joven para hacerse médico. Conocemos el triste resultado. Pero, en general, en cualquier tarea, porque todas son necesarias. La única diferencia reside en que la medicina y la educación tienen una mayor relación con el otro; permiten eso casi mágico que se llama transferencia.
Y eso, la vocación, exige una respuesta social que permita que cada uno contribuya del mejor modo, desde su saber, desde una pasión. Mal maestro, mal profesor será el que no esté llamado a responder (incluso enseñando a preguntar, incluso cuando no hay respuestas).
Lo que ocurre es que tantos organizadores políticos y expertos se fijan en algo muy distinto: índices PISA, tasas de aprobados por curso, curricula académicos... Y lo pretendidamente útil. En ese sentido, habría que recordar que la bomba atómica fue tristemente útil.
Aprovecho tu comentario para resaltar que la llamada crisis económica (que, de no haber robado tanto y tantos, no la habría) ha ayudado a recortar en la sanidad pública y esto es grave. Pero creo que mucho más grave aún es que haya habido recortes de todo tipo en el ámbito educativo. Y es que uno necesita de médicos y hospitales sólo cuando está enfermo (a no ser que hagamos caso de la obsesiva medicalización de lo normal). Pero la educación es el gran pilar que hace libre al ser humano. Y sólo desde esa libertad podrá, a su vez, dar salida a lo que le pide su ser, a su vocación; cumplirla será la auténtica "salida" profesional.
La organización política debe facilitarla. No creo que esto ocurra a corto plazo, pero tengo esperanza de que, entre todos, lo vayamos consiguiendo.
Un abrazo
La cuestión en estas cosas es ¿quién vigila al vigilante? Es curioso que para el cargo que vale cualquiera sea para el de político, que delegan en “expertos” asesores, independientemente de los resultados en Estado de bienestar. (Las anécdotas en las carteras de Educación y Cultura son de lo más pintorescas, como la de aquella ministra que creía que Saramago era Sara Mago…) Claro que a ellos supuestamente los evalúan las urnas, donde vota el pueblo, que seguramente no ha tenido una educación de calidad, para elegir a los que mejor gobiernan, a los excelentes profesionales del poder, a los tecnócratas que nos han traído hasta aquí, al “mejor” de los mundos posibles. Probablemente la única manera de saber si un político es vocacional sería que su cargo no implicara más incentivo económico que el del ciudadano medio, que el del asalariado que no se enriquece, porque nadie se hace rico trabajando.
ResponderEliminarYo tampoco voy a hacer corporativismo, comparto lo que dices en tu comentario, el que hace algo por vocación no lo hace por dinero o por prestigio.
Un afectuoso saludo,
Marisa
Exacto, Marisa. Nos hallamos en una cadena de vigilancias, pero finita, y que al final implica la excelente pregunta que planteas "¿Quién vigila al vigilante?" Sara Mago era una señora como aquí en Galicia lo fue Carmiña Burana. Los ejemplos de mediocridad de nuestros ejemplares políticos abundan. Menos mal que nuestro presidente, con sus tautologías, sostiene una gran verdad lógico-matemática: p es p. Si prosigue en el cargo otro período legislativo, llagará a convencernos de que si a=b y b=c, entonces a=c.
EliminarCreo que, a pesar de lo que tantas veces se dice, los políticos no son una muestra representativa (aunque sean teóricos representantes) de la ciudadanía que los elige (alguien hay que elegir, o nadie, que es peor).
Dices bien que nadie se hace rico trabajando (a no ser que le llamemos trabajo a especular) y sería muy deseable que eso que llamamos vocación, entendida como algo servicial a otros, se notara en el Congreso (el Senado parece ya el mejor contraejemplo). Mientras legalmente un cargo representativo sea apetecible por sueldos, dietas, jubilaciones y promociones para el futuro (no digamos cuando esa legalidad se bordea o traspasa claramente), mal nos irá a todos, incluyendo a todos los niños y jóvenes cuya educación depende de las decisiones de esos cargos y sus expertos asesores.
Muchas gracias.
Un abrazo
Una joya!, con tu permiso lo compartí en mi Facebook, espero que no te moleste
ResponderEliminarMuchas gracias por semejante elogio. Y gracias también por compartirlo en Facebook.
EliminarUn abrazo.