miércoles, 7 de abril de 2021

VACUNAS. Conjuntos y subconjuntos.

 



Hay dos afirmaciones contradictorias que flotan en el ambiente en estos días. 

Una es que la vacuna de AstraZeneca es peligrosa porque produciría trombos y, encima, raros, de esos que tocan el cerebro y pueden matar incluso.

Otra es que esa vacuna es segura. Se sostiene en que, a la luz de los datos, parece haber más casos de trombosis en los no vacunados que en los que sí lo están. Casi parecería que la vacuna protege de trombosis desde la mirada estadística simplista.

Y en algunos países esa vacuna se retira de forma cautelar. Y en alguno de ellos, como hoy mismo en España, se retira, también, con gente citada a vacunarse, por parte de una Autonomía. Por cautela, por prevención, dicen, que es no decir nada y decirlo todo y supone frustrar y asustar al personal.

Y surge la respuesta pretendidamente sensata, científica, en forma de pregunta: ¿Qué es mejor, asumir el riesgo de la vacuna o el del coronavirus? Y es que sabemos, a no ser que nos neguemos a ver la realidad, que este coronavirus no se anda con tonterías, ya que muchas veces, demasiadas, mata, que llega incluso a colapsar el sistema sanitario con efectos de morbi-mortalidad general. No sólo induce en pulmones afectados un daño alveolar difuso que puede acompañarse de fibrosis pulmonar con todos los efectos que eso tiene. También puede producir trombos, afectación neurológica, y en no pocos casos también acaba dando la lata en forma de lo que ya se llama “Covid persistente” o “long Covid”. Como hace un siglo la gripe española, este virus nos ha descolocado a base de bien. 

Y cualquiera que tenga sentido común, hará lo sensato, vacunarse, porque su riesgo trombótico al hacerlo es bajo. O no vacunarse porque, si está bien y toma medidas, no contraería la infección ni se expondría a ese potencial riesgo de trombosis quizá asociable a la vacuna pero no perfectamente delimitado. ¿Qué hacer?

La cosa estaría relativamente clara si contáramos sólo con una vacuna, pero hay varias. Y no sólo las que parece que no podemos adquirir por razones políticas o comerciales (la rusa o la china, por ejemplo), sino las disponibles en nuestro medio. En la práctica, aquí tenemos las propiciadas por fragmentos de DNA incluidos en un adenovirus de chimpancé como vector (AstraZeneca) y las basadas en el uso de mRNA modificado (para que no sea destruido por el organismo) e incluido en cubiertas nanolipídicas. Todas esas vacunas, genéticas, se basan en inducir proteínas en nuestro organismo similares a la "Spike" del virus, de forma que nuestras células desarrollen la inmunidad contra esa “llave de entrada” de la que dispone este molesto germen. 

La plataforma de mRNA, usada por Moderna y Pzifer-BioNTech, es absolutamente novedosa y puede suponer un paso trascendental en la génesis de nuevas vacunas y también de tratamientos oncológicos. Es de esperar que el premio Nobel de este año (de Medicina o Química) se otorgue a una de las principales investigadoras en ese campo, Katalin Karikó.

Bueno, la vacuna es la solución. No sólo a escala individual, también grupal (“herd immunity”), esencial para el paso a la normalidad real y salir de esta subnormalidad llamada "nueva niormalidad", eufemismo lamentable donde los haya. Y todas las vacunas probadas en ensayos clínicos y administradas tras ellos han mostrado ser seguras. Pero, siempre hay algún “pero”, la de AstraZeneca (AZ) se ha puesto en entredicho por su asociación temporal con algunos episodios letales (trombóticos o no). Una asociación que todavía se discute si es causal o casual, pero que genera confusión y alimenta negacionismos. 

Y, sin embargo, el problema parece fácilmente analizable desde una perspectiva de matemática elemental, de teoría de conjuntos. Si nos fijamos en el conjunto de vacunados comparándolo con el de no vacunados con AZ, parece estúpido y negacionista prescindir de esa vacuna, porque la tasa de incidencias en el primer grupo es despreciable en comparación con el segundo. Ahora bien, si, como parece, esas asociaciones en el tiempo se confirman y se dan más bien, por ejemplo, en mujeres jóvenes, quizá pase algo y no nos sirva razonar sobre el conjunto total, sino sólo sobre un subconjunto constituido por elementos que comparten algún o algunos factores de riesgo. Y ahí sí podría haber diferencias. 

Seguir optando por hacer comparaciones burdas, mezclando en un solo conjunto todos los vacunados, sin estratificación alguna, supone el pobre triunfo de una concepción atomística entendida del peor modo, alque nos tiene acostumbrados ya el cientificismo epidemiológico, la visión que equipara al sujeto a un individuo muestral, del mismo modo que se hace con los criterios de curvas (olas les llaman, a pesar de ser artificiales) de contagios y de muertos.

Es imprescindible investigar de verdad, evitando en la medida de lo posible la interferencia de sesgos político-comerciales, si hay subconjuntos que precisen ser excluidos de una opción y susceptibles de vacunación con otra alternativa, en cuyo caso compensaría probablemente el tiempo de espera si no se arbitra un criterio específico de prioridad.

No todas las vacunas son iguales. Recordemos la polémica generada por las vacunas de Salk y de Sabin contra la poliomielitis. Podríamos estar ante una situación análoga, por diferente que se muestre.

En tanto eso no se haga, y no se está haciendo, reinará la confusión, un clima que sólo favorece la expansión del virus y la extensión de la muerte.

4 comentarios:

  1. Creo que no se puede expresar con mayor claridad. Las razones (en este caso, sinrazones, como de costumbre) políticas y comerciales parecen tener un claro peso en la polémica. No se habla o se habla muy poco de los efectos secundarios de las otras dos vacunas administradas en Europa, ¿acaso no los hay?
    Se han elaborado un número de vacunas en un tiempo récord pero llevamos al menos un mes asistiendo a un debate, más bien un circo, en el que no se sabía hasta el pronunciamiento de ayer sobre la incidencia directa de la vacuna en la aparición de los trombos y, ahora, comenzará el de las franjas de edad o sexo o lo que se les ocurra a los políticos (desde el más alto nivel, el europeo, hasta el más próximo al ciudadano).
    Y, a todo esto, seguimos sumando la negativa a liberar las patentes sabiendo que mientras haya una parte importantísima de la población mundial que no tenga acceso a la vacunación, habrá innumerables mutaciones del virus, lo que (entiendo desde mi completa ignorancia científica) obligará a la continua actualización de las vacunas. Es un mal símil, pero estaremos actualizando las vacunas tantas veces como los móviles.
    Hay, sin duda, más de un virus afectando a esta sociedad. Para alguno tenemos vacunas, para el resto debería bastar el sentido común.
    Muchas gracias, Javier

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    1. Muchas gracias, Miguel, por tu comentario.
      La regresión a la media podría aplicarse, quizá, a una posible deriva antigénica por la que el virus se "adapte"a la convivencia, disminuyendo su letalidad.
      Sin duda, las vacunas habrán de refinarse en atención a esa variabilidad, que puede dar aún más sustos colectivos importantes.
      La ciencia proporciona vacnas. La pseudociencia y el cientificismo, no. Ese "sentido común" al que te refieres es una "vacuna" muy difícil de conseguir.
      un abrazo,
      Javier

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  2. Querido Javier: comento por aquí, dado que no logro resolver mi entrada en tu blog

    Desde la Segunda Guerra Mundial no se había producido un acontecimiento de semejante escala que pusiera de relieve la gravedad del momento histórico en el que nos encontramos. La pandemia es un catalizador que ha traído al primer plano la decadencia de la civilización en su conjunto. Ha puesto de relieve que los seres humanos somos mercancía que se negocia, se despieza o directamente se descarta según las variaciones de los intereses financieros. Estados Unidos y la Unión Europea son funcionarios al servicio de las Big Pharma, cuando ambas regiones poseen mecanismos legales que habrían permitido la expropiación de las patentes, incluso la intervención militar de las fábricas de producción de las vacunas. Pero han elegido ponerse del lado de los accionistas, una vez más. Como ha sucedido en la crisis de 2008, y como seguirá sucediendo en el futuro. El manejo de la vacunación ha sido totalmente secuestrado por los intereses políticos. La AZ se suspende, o se aconseja la franja de edad para su aplicación conforme sopla el viento cada día. En la misma semana Alemania decreta lo contrario que España. Lo único que importa es que no haya algunos casos de trombosis que puedan afectar el flujo de votantes. Todo lo demás -comisiones de estudio, organismos de seguimiento de los casos- es pura ficción narrativa al servicio de los políticos. El número de ciudadanos que no siendo contrarios a las vacunas han dejado de acudir a las citas como consecuencia de toda esta manipulación, aumenta cada día. ¿Cuáles serán las consecuencias de las vacunas de Pfizer y Moderna? Porque la ausencia de efectos secundarios inmediatos no significa que no pueda haberlos dentro de un plazo mayor. No puede descartarse aún que sus riesgos sean incluso mayores que los de AZ. Como dices, el procedimiento del mRNA abre muchas expectativas interesantes, pero aún se desconocen sus derivaciones indeseadas, que incluso podrían surgir no en los propios vacunados, sino en su descendencia. Prestigiosos epidemiólogos estadounidenses han comentado que la vacuna Sputnik es probablemente la mejor que se ha fabricado hasta el presente. ¿Por qué la Comunidad Europea le ha dado la espalda? Desde luego, no son los argumentos científicos los que se han contemplado. No me atrevería a afirmar que todos nos hemos convertido en materia de experimentación. Pero no tengo ninguna duda de que somos negociados por las instancias políticas que gestionan los países al servicio de los poderes financieros.
    Gustavo Dessal.

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    1. Querido Gustavo, quizá sea por el navegador. Yo no puedo introducir comentarios en Safari y cambio a Firefox para hacerlo.
      Con respecto a lo que dices, lo comparto plenamente.
      La ciencia ha dejado paso al conflicto político-comercial que nos ha arrojado a las fauces de la Big Pharma.
      Lo ocurrido con AZ es para nota. Hemos pasado de un planteamiento (seguridad plena y franja de edad determinada) al opuesto (algo grave debe pasar y franja de edad totalmente distinta), algo en opacidad absoluta. Hay dos millones largos de personas a las que se administró la primera dosis y que, a día de hoy, están en un limbo viendo como los políticos de turno hablan de "estudiar" la cosa en un plazo corto.
      Con las vacunas procede la atención a los efectos secudarios frecuentes, raros y rarísimos, a corto, medio y largo plazo. Esto podría hacerse con cierta facilidad en una época en la que muchos usamos internet, pero aun sin él, rellenando una simple hoja con casillas para los efectos conocidos y un espacio para dar cuenta de algo inesperado. Dependemos para la farmacovigilancia de lo que alguna gente traslade a su médico.
      ¿Qué pasa con AZ? ¿Es sólo cuestión de dinero? ¿Hay algo más gordo que esos efectos trombóticos rarísimos por su frecuencia y sus características?
      El mundo es global sólo en la mente de ingenuos. Las fronteras se han reforzado, como si el virus supiera de eso. Y con Rusia parece que estamos como en los tiempos de la guerra fría (tal vez no pasaron en realidad).
      Me permito un solo matiz a tu comentario. Todas las vacunas son novedosas y genéticas (claro que un virus completo atenuado o inactivado también lleva sus genes). Tenemos ya más material genético viral en nuestro genoma que el que precisamos para sintetizar nuestras propias proteínas (cosas de la evolución). ¿Que pasará con las de DNA? A saber, no es descartable en absoluto que se integre un trozo de DNA vírico en un lugar "sensible" de algún cromosoma sin o con efectos. Tampoco es absolutamente descartable que en el caso de vacunas mRNA, éste no pase a DNA (si hay coincidencia con entrada de un virus con retrotranscriptasa o por cualquier otro motivo) y también pueda integrarse. Muy improbable, pero... Se está barajando ya la posibilidad de usar (de momento en terapias) RNA autoamplificable y eso asusta un poco de entrada. Claro que, si es la mejor o única posibilidad en un tratamiento contra un cáncer terminal, habrá que apostar por ello.
      No nos queda otra opción que vacunarnos con lo que nos ofrezcan, porque este virus es terrorífico, pero, eso sí, habrá que ver si hay o no, y con qué frecuencia, efectos serios a medio o largo plazo con estas vacunas.
      Te aporto un enlace que me pareció interesante sobre AZ. https://www.nature.com/articles/d41586-021-00940-0?fbclid=IwAR1dwBmfLfmWeEjGrAiPhdf8Hv8c5p4_X3INlDFuYYvKWUMB9iw6li-18P0

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