martes, 2 de diciembre de 2014

BUSCANDO LA MEMORIA

Hay cosas que no se olvidan. Veríamos no sólo injusto sino absurdo ser desprovistos de derechos por pertenecer a una determinada familia que piensa o siente de modo distinto a otras en el plano religioso o sólo en el de la tradición. Y más chocante sería si eso ocurriera en un país culto en una época en la que brillaba el genio de muchas personas en la pintura, en la ciencia, en la literatura; en una época en la que en ese país nacía el psicoanálisis. Sin embargo, sabemos que eso ocurrió. Muchos, por el mero hecho de ser judíos, incluso aunque no supieran muy bien qué era eso (caso de los niños) fueron blanco del paso al acto del odio reprimido hasta que Hitler anexionó Austria. Austríacos que un día saludaban cortésmente a sus vecinos, también austríacos pero judíos, les obligaban al día siguiente a limpiar pintadas contra el Anschluss, fregando las calles de Viena.

Eric Kandel fue uno de esos niños, que pudo sobrevivir y describir lo que supuso para él ser echado de su casa por ser judío. Más tarde escribió lúcidamente que “el nivel cultural de una sociedad no es un indicador fiable de su respeto por la vida humana”. Algo que, desde su memoria debe pasar a la nuestra. La amnesia histórica tiene consecuencias terribles (aun lo vemos en España a día de hoy).

No sorprende que Kandel tratase de comprender qué había ocurrido y por qué. A la vez, fue afortunado. Pudo escapar y desarrollar su genio en un país que permite tales desarrollos, EEUU. Tentado por la psiquiatría y especialmente por el psicoanálisis, él mismo analizado, fue, sin embargo, llevado por su inconsciente, como él mismo indica, a buscar por qué recordaba con tal viveza esa etapa en la que se estaba acercando a la adolescencia. Y en ese intento se  hizo reduccionista metodológico sin perder por ello, sin embargo, la perspectiva humanística. Fue, es, un científico auténtico, no un cientificista.

Con Freud como referente, supo deshacerse de él en el buen sentido, es decir, tomando lo mejor de Freud y no la parodia con que a veces se le presenta. Como Freud, Kandel inició sus investigaciones buscando la simplicidad en el ámbito biológico. Las múltiples posibilidades que EEUU ofrecían entonces (y siguen ofreciendo según parece) a jóvenes investigadores, “presentaron” a Kandel a un ser muy simple, repulsivo para algunos, llamado Aplysia. Fue con este modelo experimental con el que investigó lo más básico, lo más elemental, del mecanismo de la memoria, algo que le permitió seguir luego en un enfoque bottom – up. Después vendría el hipocampo, las experiencias con ratones, muchas cosas que describe de maravilla en su precioso libro “En busca de la memoria”, modelo de buena divulgación donde los haya, no sólo de su actividad sino de la neurobiología del siglo XX en general. 

En 2000 fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina. Se le premió por investigar la memoria y tras ese premio intentó recuperar la suya al máximo yendo a Austria en donde sintió emocionado hasta las lágrimas la acogida que le ofrecieron en una sinagoga.
Los trabajos de Kandel han sido esenciales para elucidar aspectos básicos del recuerdo a escala celular e incluso molecular. Recuerdo a corto plazo, a largo plazo y memoria de trabajo. Sin Kandel, no sabríamos lo que sabemos.

Kornberg decía que el mejor proyecto era no tener ninguno. Gracias a esa idea bastante generalizada en EEUU fueron posibles personajes de la talla de Crick, Brenner, Benzer o el propio Kandel. Y es que no es realmente cierto que no haya tal proyecto. Existe pero es inconsciente hasta que aflora lúdicamente, como curiosidad que implicará trabajo, como comunicación que buscará interrogantes, como búsqueda intelectual y vital. Y es que, si el inconsciente nunca descansa, no sólo lo hace para fastidiarnos la vida. También facilita lo mejor de nosotros. Que trabaje de vez en cuando, como sugería Bertrand Russell, viene muy bien para resolver problemas.

2 comentarios:

  1. Me apunto el libro. Lo de que no hay relación directa entre la cultura y el respeto por la vida humana da cuenta la película rusa "Masacre, ven y mira" cuando llegan las tropas nazis a Ucrania con altavoces pidiendo a la población que se reúnan en la iglesis, que "Alemania es un país culto" para luego ametrallarlos y quemarlos vivos. La cultura avanza por acumulación y porque el trabajo de una generación se basa en el de la generación previa. Los comportamientos grupales sin embargo carecen de ese marco y prácticamente en ese aspecto no hemos ido muy lejos de nuestros primos los monos.
    Es muy curiosa esa generación de judíos que escapan del horror y se encuentran como recién llegados en una cultura meritocrática y liberal (en el buen sentido) que les permite desarrollarse. Los judíos americanos hoy en día han perdido ese empuje de sus abuelos y el porcentaje de PhDs ha bajado en esa comunidad. ¿Qué empujó a esa generación de exilados a conquistar tantos premios Nobel?.

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  2. Gracias, Esteban, por tu comentario. No vi esa película, pero es muy llamativo lo que señalas de ella: un país culto encierra a gente en una iglesia, símbolo de humanismo, para liquidarlos. Parece como si no bastara con el asesinato en masa y hubiera que añadirle ese cinismo que enmarca el crimen en el contexto cultural y religioso.
    En cuanto a lo que dices de los judíos exilados, no sé hasta qué punto el clima en que vivieron en EEUU permanece o no. Cabe preguntarse si esa concentración de premios Nobel se daría hoy con los mismos sujetos. Es decir, ¿hay una pérdida del empuje al que te refieres por parte de los judíos descendientes o es general a todos los norteamericanos? ¿Tendría hoy en día un emigrado a EEUU, judío o no, esas posibilidades que se dieron en la época de Kandel?

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